Hay recetas que, aun siendo muy sencillas, tienen ese aire especial que hace que parezcan más elaboradas de lo que realmente son. La galette de calabacín, queso de cabra y nueces pertenece a esa categoría: una preparación rústica, crujiente, aromática y perfecta tanto para un almuerzo ligero como para una cena más especial. Si te gustaron opciones como las batatas rellenas de setas y espinacas o los gnocchis de calabaza, esta galette puede ser el siguiente paso para seguir construyendo un menú variado y lleno de vegetales.
Lo interesante de este plato es que combina la sencillez de una masa estirada a mano con un relleno suave y aromático. Y no solo eso: existe un pequeño truco para lograr que el calabacín no suelte agua dentro del horno, evitando que la base quede blanda. Más adelante te lo explico.
¿Qué es una galette y por qué funciona tan bien con verduras?
Una galette es una preparación simple: una masa doblada de forma irregular alrededor de un relleno. Su estética rústica es parte de su encanto. No necesitas moldes ni técnicas complejas, y aun así el resultado es sorprendentemente elegante.
Cuando se rellena de verduras, como el calabacín, el contraste entre la masa crujiente y el interior suave la vuelve especialmente atractiva. Y si además añades queso de cabra y nueces, tienes un equilibrio perfecto entre:
- Dulzor suave del calabacín
- Intensidad cremosa del queso de cabra
- Notas tostadas y crujientes de las nueces
- Aromas herbales que elevan el conjunto
Es una combinación que funciona tanto sola como acompañada de opciones más frescas, como la ensalada de manzana, feta y rúcula.
Ingredientes para la galette de calabacín, queso de cabra y nueces (2-3 personas)
Para la masa
- 180 g de harina común
- 90 g de mantequilla fría en cubos
- 60 ml de agua muy fría
- ½ cucharadita de sal
Para el relleno
- 1 calabacín grande
- 120 g de queso de cabra tierno o de rulo
- 2 cucharadas de nueces picadas
- 1 cucharadita de tomillo o romero
- Pimienta negra al gusto
- 1 cucharadita de aceite de oliva
- Sal en cantidad moderada
Para dorar
- 1 huevo batido (opcional, para pincelar)
Cómo preparar la galette paso a paso
Paso 1: Preparar la masa (solo 5 minutos)
Mezcla harina y sal. Añade la mantequilla fría y desmenúzala con las yemas de los dedos hasta obtener una textura arenosa. Incorpora el agua poco a poco hasta formar una masa homogénea. No la trabajes demasiado: basta con que se una.
Forma un disco, envuélvelo y refrigera 20–30 minutos.
Paso 2: Preparar el calabacín (el truco importante)
Corta el calabacín en láminas finas. Colócalas en un colador, añade una pizca de sal y deja reposar 10–15 minutos. Esto hará que suelte parte del agua. Antes de usarlo, sécalo suavemente con papel de cocina.
Este paso evita que la masa quede blanda, que es el error más común.
Paso 3: Estirar la masa
Sobre superficie enharinada, estira la masa en forma redonda, de unos 3–4 mm de grosor. No tiene que quedar perfecta: esa irregularidad es parte de su encanto.
Paso 4: Montar el relleno
Coloca el queso de cabra en rodajas o desmenuzado en el centro, dejando un borde sin cubrir de unos 4 cm. Añade las láminas de calabacín, las nueces picadas y las hierbas. Termina con un toque de aceite y pimienta.
Pliega los bordes hacia dentro, cubriendo ligeramente los ingredientes.
Paso 5: Hornear
Pincela los bordes con huevo si quieres mayor brillo.
Hornea a 190–200 °C durante 30–35 minutos, hasta que la masa esté bien dorada y el calabacín tierno.
Variaciones para adaptar la receta a tus gustos
- Con queso feta → aporta un toque más salado y arenoso.
- Con cebolla caramelizada → añade dulzor intenso.
- Con setas → queda genial si buscas profundidad de sabor.
- Con miel → un hilo fino al salir del horno la vuelve más gourmet.
- Versión ligera → usa queso de cabra fresco y menos nueces.
Trucos para que la galette quede perfecta
- Usa mantequilla fría para una masa más crujiente.
- No omitas el paso de salar el calabacín; hace toda la diferencia.
- Si quieres una base aún más firme, precalienta la bandeja del horno.
- Si la masa se rompe al plegarla, no pasa nada: cicatriza al hornearse.
¿Cómo combinarla dentro de un menú?
La galette se lleva muy bien con opciones frescas o contrastes de temperatura:
- Con la ensalada de manzana, feta y rúcula: contrapunto fresco e ideal.
- Con las batatas rellenas de setas y espinacas: combinación para cenas completas.
- Con los gnocchis de calabaza: mezcla de texturas suave-crujiente deliciosa.
- Como acompañamiento ligero de una pasta con salsa de calabaza.
Este tipo de variaciones mantiene un menú equilibrado sin que resulte repetitivo.
Valor nutricional aproximado (por porción)
- 420 kcal
- Proteínas: 10 g
- Grasas: 27 g
- Hidratos de carbono: 32 g
- Fibra: 3 g
Puedes ajustar el contenido calórico utilizando menos mantequilla en la masa o sustituyendo parte del queso.
¿Se puede preparar con antelación?
Sí, y resulta muy práctica:
- La masa cruda dura 48 horas en refrigeración.
- También puedes congelarla hasta 3 meses.
- La galette ya horneada se mantiene bien 24 horas, aunque la masa estará más suave.
- Para recalentar, mejor horno que microondas.
Un error frecuente (y cómo evitarlo)
El límite entre una galette crujiente y una blanda suele estar en el manejo del calabacín. Si lo colocas tal cual, sin salarlo, soltará mucha agua durante el horneado. Por eso, el descanso con sal y el secado posterior son esenciales.
¿Qué preparar después de esta receta?
Si te ha gustado esta combinación rústica y aromática, probablemente disfrutes de platos con texturas contrastadas y vegetales como protagonistas. Algunas ideas que puedes seguir explorando:
- Batatas rellenas de setas y espinacas: para una cena saciante y reconfortante.
- Gnocchis de calabaza, perfectos para un día más frío.
- Pasta con salsa de calabaza, cremosa y fácil.
- Ensalada de manzana, queso feta y rúcula, ideal para acompañar esta galette o equilibrar un menú más pesado.
Cada una aporta una experiencia distinta, pero todas comparten algo: son recetas accesibles, llenas de sabor y muy fáciles de integrar en tu día a día.
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